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Las energías fotovoltaicas y su papel en el campo mexicano

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El desarrollo de las energías renovables pretende satisfacer la demanda energética mundial sustituyendo los combustibles fósiles. Sin embargo, requiere grandes extensiones de terreno, a menudo agrícola.

Al mismo tiempo, la seguridad alimentaria se ve amenazada por el impacto del cambio climático y el crecimiento de la población mundial. Esto está creando una creciente competencia por los limitados recursos de la tierra.

En este contexto, la combinación de la agricultura y los generadores fotovoltaicos -a menudo denominados sistemas agrofotovoltaicos (APV) o agrovoltaicos- se considera una oportunidad para la combinación de energía renovable y producción de alimentos.

Dada la ubicación geográfica que tiene el país, el campo mexicano podría beneficiarse sustancialmente de la energía solar para desarrollar una mayor producción sustentable de alimentos. Un reporte de International Renewable Energy Agency (IRENA) señala que México se encuentra en una región muy favorecida en recursos solares, recibiendo diariamente en promedio 5.5 Kwh/m2.

Beneficios económicos para el campo mexicano

La energía fotovoltaica ofrece a los agricultores mexicanos la oportunidad de estabilizar sus costos energéticos, pues si bien esta tecnología implica una inversión inicial, cuando esos costos se recuperan, la energía será gratuita

Esto permitiría a los agricultores hacer un presupuesto más eficiente y ahorrar dinero, ya que pueden evitar los elevados (e imprevisibles) gastos de las fuentes de energía tradicionales.

Los sistemas fotovoltaicos también requieren mucho menos mantenimiento que otras fuentes de energía agrícolas tradicionales y son muy eficientes. Los viveros, por ejemplo, permiten cultivar durante todo el año. Los paneles fotovoltaicos también pueden secar los cultivos de forma más rápida y uniforme que otros métodos.

Por otra parte, la energía fotovoltaica también puede reducir los costos cuando se utilizan en empresas lecheras y ganaderas, ya que la energía del sol puede alimentar los calentadores de agua y otros equipos necesarios.

Además de reducir los costos, también ofrece eficiencia de los procesos que llevan a cabo los agricultores. Esto se debe a que varias culturas, como la ganadería ovina, la avicultura y la lechería, exigen prácticas intensivas en energía.

El funcionamiento de la agricultura solar implica la acción de paneles fotovoltaicos, encargados de captar la energía solar, que puede ser utilizada para alimentar equipos y máquinas agrícolas, además de bombear agua para regar los cultivos. Los sistemas fotovoltaicos también se pueden utilizar para proporcionar ventilación, electricidad y calor a los edificios ganaderos y agrícolas.

La clave para impulsar al campo

Otras ventajas son la autonomía al productor, puesto que al trabajar con energía solar en la agricultura, el productor se libera de la dependencia de otras fuentes no renovables. Por otra parte, se permite un riego más económico, es decir, varios proyectos de riego tienen un alto costo de mantenimiento debido al bombeo de agua que convencionalmente utiliza energía eléctrica para su pleno funcionamiento.

La energía solar en la agricultura es una realidad que llama la atención por su potencial económico, eficaz y sostenible. Los generadores alimentados por combustibles fósiles pierden espacio para esta tecnología que utiliza abundantes recursos en el medio ambiente. Por más que usemos la palabra “alternativa”, en México la energía solar será clave para impulsar el campo mexicano y hacerlo competitivo.

Dada la importancia del sector agroalimentario para México, HSBC está comprometido con la sustentabilidad de los proyectos del campo en toda la cadena de suministro. Es por esta razón que ofrecemos a nuestros clientes una amplia variedad de instrumentos de crédito para ayudarlos a crecer con sustentabilidad y responsabilidad social.

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